Plan Narcofascista en Colombia: Análisis de una Estrategia de Desestabilización Política y Crimen Organizado
1. Introducción
Colombia atraviesa uno de los momentos más complejos de su historia reciente. El gobierno de Gustavo Petro, el primero de izquierda en el país, enfrenta una creciente oposición política, embates judiciales, presión de los medios de comunicación, ataques violentos contra la Fuerza Pública y, recientemente, un atentado contra el senador Miguel Uribe Turbay. Estos hechos, aunque en apariencia desconectados, pueden ser leídos como parte de un fenómeno mayor: una estrategia sistemática de desestabilización en la que convergen intereses del crimen organizado y de sectores de la oposición.
Esta coyuntura no puede comprenderse sin tener en cuenta el patrón histórico de violencia contra las expresiones políticas de izquierda en Colombia. Desde el asesinato de Jorge Eliécer Gaitán en 1948 —evento que marcó el inicio de una violencia sistemática contra el cambio social— hasta los magnicidios de Jaime Pardo Leal, Bernardo Jaramillo Ossa, Carlos Pizarro Leongómez y Álvaro Gómez Hurtado (este último, un conservador con una visión progresista), el país ha vivido una eliminación sistemática de liderazgos alternativos. La Unión Patriótica, uno de los proyectos políticos más prometedores de la izquierda, fue prácticamente exterminada en un genocidio político sin precedentes. Más recientemente, el asesinato de Carlos Gaviria, y de líderes sociales y excombatientes firmantes del Acuerdo de Paz, evidencia la continuidad de esta política de exterminio silencioso y violento.
Este documento propone una hipótesis de trabajo: nos encontramos ante el despliegue de un plan narcofascista, una alianza tácita entre estructuras del narcotráfico, grupos armados ilegales, y sectores de la derecha política y económica, cuyo objetivo es generar caos, desgastar al gobierno y preparar el terreno para la recuperación del poder ejecutivo.
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7. El papel de las Altas Cortes: Corte Constitucional y Consejo de Estado
En un fenómeno sin precedentes en la historia reciente de Colombia, las Altas Cortes han adoptado un rol activo como freno institucional al proyecto de reformas del Ejecutivo. Tanto la Corte Constitucional como el Consejo de Estado han emitido decisiones que, más allá de su legalidad formal, tienen una profunda carga política. Se han declarado inconstitucionales artículos claves de las reformas sociales, frenado decretos presidenciales en materia de emergencia y modulado leyes fundamentales, al punto de convertirse en actores deliberantes del poder político.
Estas decisiones, lejos de ser técnicas o neutras, se han convertido en una forma de oposición oculta, que ignora el mandato democrático del Ejecutivo y genera un escenario de “choque de trenes”. Las cortes, bajo el discurso del control constitucional, han asumido una posición casi dictatorial, debilitando el principio de separación colaborativa de poderes propio de un Estado Social de Derecho.
8. Congreso de la República: Bloqueo sistemático y cooptación del debate democrático
El Congreso, especialmente por parte de los partidos tradicionales y sectores de derecha, ha implementado una estrategia de saboteo institucional. Reformas estructurales como la reforma a la salud, pensional y laboral han sido frenadas no por argumentos técnicos sino por cálculos electorales, presiones corporativas y alianzas ocultas con sectores económicos afectados por dichas transformaciones.
Se configura así un Congreso que actúa como un órgano paralizante, convertido en poder no concurrente y contrario al Ejecutivo, desconociendo la voluntad popular expresada en las urnas en 2022. La coalición inicial que respaldó al gobierno se disolvió bajo presiones mediáticas, económicas y judiciales, dejando al presidente sin una mayoría funcional para gobernar.
9. Medios de comunicación oligárquicos, influencers de derecha y operación de bodegas
La guerra mediática contra el gobierno ha sido implacable. Grandes conglomerados de comunicación, controlados por grupos económicos contrarios al proyecto de cambio, han diseñado una narrativa permanente de caos, desgobierno y miedo. Se invisibilizan los logros del gobierno y se exageran o distorsionan los problemas, configurando un escenario de opinión pública adversa.
Influencers de derecha y líderes de opinión aliados a estos sectores han proliferado en redes sociales con discursos de odio, desinformación y pánico moral. La existencia de bodegas digitales, recientemente reconocida incluso por el expresidente Álvaro Uribe Vélez, evidencia una estrategia deliberada de manipulación del debate público y de ataque sistemático contra figuras del gobierno, periodistas críticos y movimientos sociales.
Este componente mediático es clave en la articulación del plan narcofascista: mientras las acciones violentas generan terror, las narrativas digitales y mediáticas generan resignación, desesperanza y deseo de “orden”, preparando el terreno para un eventual retorno de la derecha al poder.
10. Conclusión y Recomendaciones
Nos encontramos ante una coyuntura crítica en la que el Estado, el gobierno y la democracia están bajo amenaza. El avance del plan narcofascista, aunque no totalmente visible, puede inferirse de la coordinación entre hechos violentos, narrativas mediáticas, decisiones judiciales anómalas y estrategias opositoras. La ausencia de una respuesta articulada desde el bloque progresista agrava la situación.
Recomendaciones:
Reorganización del Pacto Histórico: crear una instancia de coordinación nacional que articule discurso, movilización y defensa institucional.
Fortalecimiento de la inteligencia estatal: identificación y neutralización de nexos entre crimen organizado y actores políticos.
Campaña de comunicación estratégica: contrarrestar la narrativa del caos con datos, testimonios y pedagogía política.
Defensa del orden democrático desde los territorios: impulsar asambleas populares, comités ciudadanos y redes de defensa del gobierno legítimo.
Internacionalización de la denuncia: activar mecanismos diplomáticos y organismos internacionales ante posibles planes de intervención o golpe blando.
Solo una acción integral, firme y cohesionada podrá enfrentar esta amenaza creciente y defender la voluntad popular expresada en las urnas.
ver también: https://movimientoprogresistacolombiano.blogspot.com/2025/06/atentado-al-candidato-del-centro.html
MdeC LaGenteDePetro #DeMentes
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