Roulin François
Desire, nació en Rennes, Francia y visito como naturista,
médico y dibujante que era, a Santafe de Bogotá en 1826, dejando
ilustraciones que junto a los textos de cronistas como Moure, nos dan elementos
para entender algunos paisajes y reminiscencias de la vida cotidiana capitalina;
pero hay una imagen, que es de las que más nos ha impactado siempre, la de la
Plaza Mayor, muy parecida a la pintoresca de hoy, con una mezcla diversa de
curas, políticos, marchantas y vendedores, una que otra vestía y la las bodegas
hoy Alcaldía, al fondo donde gobiernan Doctores y Magisters.
En esa imagen hay un personaje que no ha
cambiado en más de 200 años, el HABITANTE DE CALLE, antes llamado pordiosero o
limosnero, ¨una limosnita por dios¨, con su misma posición mendicante, su misma
indumentaria que como en la pintura y ante la misma indiferencia de hoy, sigue
en esta tragedia que completa cinco centurias.
En el pasado vivían por estas tierras Muiscas
que tenían un ambiente sostenible, el valle de la alegrías bañado de ríos,
quebradas y una sábana fértil y llena de
venados de oro y cientos de miles de especies animales conviviendo en paz con
los habitantes naturales y ancestrales.
La conquista trajo consigo la depredación, no
como dice el himno, que borro de su texto, a los dueños naturales del
territorio:
“ Tres
guerreros abrieron tus ojos, a una espada, a una cruz y a un pendón. Desde
entonces no hay miedo en tus lindes, ni codicia en tu gran corazón.¨
Nos cerraron los ojos y nos quitaron la luz, nos
cambiaron las creencias y los dioses; nos trajeron las enfermedades, el miedo y
la pobreza; nos humillaron, saquearon; nos arrodillaron y nos impidieron bajo
amenaza de muerte y con ella misma, que les miráramos a los ojos, porque allí se
les notaba la mentira, no podían dar la cara, nos engañaron, porque se hicieron
pasar por nuevos dioses, pero nos dimos cuenta ¨Porque los
dioses ni comen, ni gozan con lo robado. Y cuando nos dimos cuenta,
ya todo estaba acabado. ¨ , como dice la maldición de la malinche ¨iban montados en bestias, como demonios del mal;
iban con fuego en las manos y cubiertos de metal. Sólo el valor
de unos cuantos, les opuso resistencia y al mirar correr la sangre,
se llenaron de vergüenza.¨
Así empezó esta tragedia, y como dice el mismo texto, ¨Se
nos quedó el maleficio, de brindar al extranjero: nuestra fe,
nuestra cultura, nuestro pan, nuestro dinero.
Y les seguimos cambiando, Oro por cuentas de vidrio ¡ ¨, como siguen haciendo con lo público, los nuevos extranjeros, que se visten de salvadores.
Y les seguimos cambiando, Oro por cuentas de vidrio ¡ ¨, como siguen haciendo con lo público, los nuevos extranjeros, que se visten de salvadores.
Ahí nació la pobrería, esta tragedia de mendigos, pordioseros,
que después llamaran chinos, gamines, ñeros y hasta, y da pena repetirlo,
desechables; gente anónima como el de la imagen, ocultos bajo una pátina del
tiempo, en sus harapos y en su piel para recordarnos el olvido, el desprecio,
la injusticia, la enfermedad y la muerte a la que fueron sometidos por siglos y
lo son aun ahora porque nos cuesta mucho romper la historia y al que quiera
cambiarla dignificando, también será señalado, inhabilitado expulsado y mandado
al destierro de la memoria.
Imposible saber quién es este personaje, porque es un don nadie
de la historia, pero hoy podemos saber, que a ese espacio geográfico, en los
extramuros, hacia las montañas, lejos de la plaza mayor, al borde del rio donde se encuentran el Manzanares con el Vicacha, fueron enviados, no hoy sino desde los tiempos
del ruido, los excluidos y borrados de la historia; pero hoy si sabemos que allí
habitan o han habitado, grandes locutores, bailarinas y modelos; músicos,
poetas y unos llamados también locos, como decía el hoy renegado Restrepo; allí
también hay Arquitectos, Empresarios y Doctores, venidos a menos con sus
historias que nadie quiere escuchar; claro también hay delincuentes y gente sin
identidad, hijos de una sociedad insensible, inhumana, corrupta e hipócrita,
que se sacuden entre si el polvo de la solapa. Asolapados.
Hoy buscan ellos mismo a los culpables de que el Bronx exista y
se les olvida quien lo creo, barriendo el polvo debajo del tapete, quien creyó que
expulsándolos del cartucho acabaría con el problema y creó quizá sin saberlo:
cinco huecos, el Bronx, la L y pauperizo San Bernardo y otros barrios; hoy
buscan culpables y expanden el problema a zonas donde no los puedan ver, allá,
lejos de su vista ¡
Se olvida la historia y mágicamente desaparecen de los anales:
los muertos, los sicariados, los muertos de hambre y de ansiedad, los de antes
y los de ayer; desaparecieron los videos de los bombardeos del pasado, ya
casuales o ya programados, desparecen los mutilados por esas bombas, desaparece
la memoria. Desparecen los recuerdos de la
limpieza social; pero ni con agua, jabón o perfume DESAPARECE, el asco que debe
dar, ser padres de los que huelen mal.
Fue culpa de Petro por haberles creado jardines, camad, centros
de atención y albergue, programas de desintoxicación, así como fue culpa de Óscar
Javier Molina Trujillo, quien ofrendo su vida siendo mas humano! Serán duras estas letras, pero no por duras
hay que dejarlas de escribir; porque llego la hora de reconocer el problema y
no seguir vendiendo el sofá, entiéndase los edificios y el territorio para que
se lo lleve barato el mejor postor, si creen que nadie los mira están equivocados,
la historia los mira, hacen parte de esa maldición de la malinche contemporánea.
Espere Geni y el Zepelin,
Bronx II
Tírenle piedra a la maldita Geni... https://www.youtube.com/watch?v=n3tYguIMaKI
en portugués para que al menos nos tomemos el trabajo de buscar la traducción.
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